Sobre una montaña de cuarzo, El Santuario renace con más habitaciones, más espacios y más formas de vivir el encuentro, tanto interior como colectivo. Ubicado a tan solo una hora con cuarenta minutos de Santa Fe, este hotel en Valle de Bravo integra la fuerza de la naturaleza con una hospitalidad que abraza el bienestar, la introspección y la productividad.



Con 135 habitaciones en total, entre ellas 58 completamente nuevas y 68 con alberca privada en la montaña, el hotel ahora permite una mayor variedad de tarifas y configuraciones para grupos. Esta expansión no solo es una mejora operativa, sino una oportunidad de valor real para eventos corporativos, incentivos y buyouts completos, pensados especialmente para directivos y equipos que buscan experiencias con propósito.
“Contamos con diferentes tipos de categorías de habitaciones”, nos compartió Lucero Malvaéz, Gerente General de El Santuario, en entrevista exclusiva para MDC The Event Planner’s Magazine. “Tenemos villas familiares, habitaciones renovadas y todas están pensadas para distintas necesidades. Además, tenemos salones para todos los tamaños de eventos y grupos”.
La nueva terraza: amplitud con alma
La reciente apertura de una nueva terraza para eventos potencializa al portafolio de espacios que El Santuario ofrece para crear experiencias únicas. Con una vista privilegiada y un diseño pensado para fluir con el entorno, este espacio al aire libre permite planear celebraciones, cenas privadas, cocteles o presentaciones con una atmósfera que inspira conexión y apertura.




A estos se suman el Auditorio, con sillones dispuestos en U y rodeado de ventanales, y el Salón Feng, con casi seis metros de altura, cocina independiente, paneles divisibles y vistas imponentes al lago. La arquitectura es circular, natural y envolvente. El diseño, completamente orgánico. Los accesos son versátiles y los formatos, flexibles. Nada aquí se impone, todo se adapta.
Experiencias para despertar al equipo
El Santuario entiende que un grupo es mucho más que una agenda compartida. Por eso ha creado una propuesta integral para actividades de integración, team building, seminarios y retiros que combinan dinámicas físicas, espirituales y sensoriales. Aquí, el contacto con la naturaleza no es un extra, es parte esencial del concepto.
“Tenemos actividades especiales como yoga, meditación, un temazcal increíble, también toda esta parte de team building con actividades en el lago, cabalgatas, regatas, actividades en el mismo hotel”, detalla Lucero. Todo está diseñado para que la experiencia grupal fluya con armonía y logre resultados auténticos en términos de comunicación, confianza y cohesión.
En sus áreas exteriores hay marina, piscinas con jacuzzi y áreas verdes que permiten organizar desde dinámicas informales hasta circuitos corporativos con estructura.
Bienestar que transforma
La experiencia holística del hotel no es decorativa, es una filosofía real. El Santuario es uno de los pocos espacios que incorpora programas de sanación grupal como parte de su oferta para reuniones. Esto incluye desde ceremonias con música ancestral, limpias energéticas y terapias alternativas, hasta una carta de experiencias personalizadas que puede incluir:
- Sesiones de yoga y meditación guiadas
- Ceremonias con cuencos, sonoterapia y canto
- Temazcales en grupo o individuales
- Lectura de cartas de ángeles
- Sanación energética, masajes y tratamientos corporales en el spa
“Nos quedaríamos cortos en palabras para explicar todo lo que se vive aquí”, dice Lucero. Y tiene razón. Más allá del número de habitaciones, de la logística impecable o de los paisajes imponentes, El Santuario tiene una energía que se siente. Cada rincón conecta con la tierra y con uno mismo. Las decisiones se aclaran. Los vínculos se fortalecen.




Construido sobre un gigantesco cuarzo natural, este hotel canaliza la vibración de millones de años de transformación geológica. Esa fuerza mineral se traduce en concentración, enfoque y expansión interior. Aquí el corazón late a otro ritmo, uno más puro, más presente, más consciente.
En cada evento, en cada grupo, en cada reunión, El Santuario ofrece algo más que espacio: ofrece un punto de encuentro entre la productividad y la paz. Una energía que no se impone, sino que se comparte.