Por Betina Anzilutti*
En esta ocasión, disfrutré de una amena charla con mi querida colega Leonor Castellanos, quien es parte de la directiva del Instituto Iberoamericano de Turismo Rural, presidente de FETUR en El Salvador y, por mucho tiempo, presidente de HOPES HOPES, los Hoteles Pequeños de El Salvador. Los invito a conocer su perspectiva sobre la inclusión.
¿Qué entiendes por accesibilidad?
Leonor Catellanos (LC): Es tener paso, tener derecho, poder tomar la vía lo más fácil y sanamente posible, a pesar de cualquier impedimento que tenga la pesona. “El respeto al derecho ajeno es la paz”, decía Benito Juárez.
¿Consideras que la industria MICE de hoy es verdaderamente inclusiva?
LC: Creo que hemos trazado líneas y vamos comprendiendo poco a poco lo que significa accesibilidad, pero aún nos hace falta. Posiblemente los países más desarrollados tengan espacios y lugares considerados accesibles.
He escuchado cosas fabulosas como que alguien con dificultad de audición pueda ir y disfrutar de un concierto (México). Ví como un grupo de personas sordas y ciegas eran guiadas y realizaban senderismo en una montaña que implicaba cierta dificultad (España). He visto presentaciones de baile de personas en sillas de ruedas.
Nada menos en mi país, El Salvador, cuando adecuaron nuestro Patrimonio para la Humanidad, el sitio arqueológico Joya de Cerén, tuvieron el cuidado de hacerlo accesible para personas sordas, ciegas y para que sillas de ruedas se desplacen con facilidad.
La semilla se ha sembrado y el cambio para corregir o perfeccionarse en ese aspecto en diferentes destinos, es inminente, pero lamentablemente el cambio va bastante lento. Para la industria MICE, a pesar de que han tomado medidas, no es suficiente todavía.
Cuando no sólo se trate de barreras físicas como rampas o tener algunas habitaciones adecuadas para personas en sillas de ruedas, sino que verdaderamente, todos se sientan incluido:
- porque pudo escuchar la charla aunque fuera sordo
- porque pudo caminar por los pasillos de un hotel para llegar al salón sin ser atropellado aunque fuera ciego
- porque pudo llegar a tiempo a pesar de ir en silla de ruedas y encontrar un espacio para colocarse
Si me pongo a pensar en todos los eventos que he asistido o que he realizado, nunca he encontrado a alguien con algún tipo de discapacidad a menos que sea porque es una persona mayor o sólo tiene un poco de dificultad para caminar.
Basándote en tu gran trayectoria, ¿observas evolución sobre el tema que estamos tratando, comparando respecto a eventos celebrados años atrás?
LC: Es innegable la evolución al respecto en la industria MICE y sí se está procurando ser más accesibles para incluir a todos, pero el cambio no es fácil. No sólo es en lo que se debe construir o reconstruir, sino el cambio en la mente de las personas, los gobiernos y encargados de los eventos. Desde pensar en los adultos mayores, hasta las personas que les cuesta comprender por tener discapacidad cognitiva y el respeto al derecho de la otra persona.
Supe de un evento que se realizó en Panamá en el 2023 cuyo nombre fue “ Una Mirada Hacia las Personas Con Discapacidad en la Industria de los Eventos”, donde por primera vez se abordaba este tema en aquel destino. Es así como tenemos que tocar este tema: haciendo conciencia y capacitando, porque primero hay que entender a las personas con discapacidad
Por último, compártenos una experiencia personal enriquecedora que hayas compartido con una personas con alguna discapacidad.
LC: Este no es lo que consideramos un evento per se, pero me dejó un gran aprendizaje. Vivo en El Salvador y se están haciendo algunos esfuerzos para que todos los servicios sean accesibles. De hecho uno de los proyectos para la Asociación de los Hoteles Pequeños fue “adecuar” las instalaciones de los hoteles para ser más accesibles.
Fui a una graduación y tenían a una persona traduciendo con lenguaje de manos hacia la audiencia. La Directora con mucho orgullo nos presentó a dos jóvenes que habían cursado bachillerato y ahora estaban graduándose con los demás niños.
Los padres de estas niñas habían llegado años antes a suplicar que les dieran una oportunidad a sus hijas porque otros colegios no habían querido hacerse cargo, pero ellos (este colegio) tomaron el reto y las pequeñas salieron con buenas calificaciones para continuar sus estudios universitarios
Las niñas no eran “especiales” como todavía llaman a las personas con discapacidad, lo único es que no escuchaban y el colegio supo adaptarse para ellas. Son niñas que vivieron sus días de colegio como cualquier otro niño, con alta autoestima, podrán ser profesionales algún día y contribuir a la sociedad y a su familia.
*CEO de Noun Eventos & Capacitación Ejecutiva
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